viernes, 11 de marzo de 2011

Martini con Kiwi

Creo, si no mal recuerdo, que la primera vez que le vi él llevaba el pelo rizo... y si no me equivoco esa es la razón por la que me llamó la atención.
Anoche, mientras mis tacones resonaban por la calle mientras caminaba a su lado, intentaba repasar lo que había pasado durante aquella noche. Desde el momento en que me ajustaba los pantalones antes de entrar a la Céltica hasta el momento en el que, asomándome sobre su hombro, le dije al oído que tenia tantas ganas de besarle que si no me iba en ese momento probablemente le violaría... y él me acompañó a casa. Entonces, ¿qué salió mal? Creo que me lo preguntaré durante mucho tiempo, porque mientras intentaba disimular el ruido de mis tacones al andar, y le miraba de reojo, no, no le vi salivar. Tampoco le vi acercarse disimuladamente... solo le escuché hablar, también me escuché hablar, pero, a decir verdad, parecía otra persona. Porque desde el momento en que las palabras "besarte" salieron de mi boca, no recuerdo haber dicho nada más, sin embargo lo dije, dije un montón de cosas que no recuerdo haberlas pensado antes de decirlas, solo hasta el momento en el que dije "buenas noches" y me fui a sentar en el primer banco que encontré...
Podría decir "OUCH" más alto, pero nunca más sincero. También podría ser un poco más tonta, pero creo que no me está permitido. Y como dije anoche, monja... definitivamente ser monja es mi camino...

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