Entro en la conversación de whatsapp, le doy al play y escucho su voz. Una maraña de viejos sentimientos se asientan en mi columna vertebral y me hacen temblar. Reviso mi audio, vuelvo a reproducir sus respuestas. Intento leer entre líneas.
De repente esa sensación de realidad aplastante y de verlo todo a lo lejos me vuelve a alcanzar. Como si lo real estuviese a 7,000 km de distancia y cualquier plan, cualquier supuesta realidad que estuviese viviendo cambiase de perspectiva.
Cierro el móvil, y me acomodo en la oscuridad de mi cama.