No había planeado que fuera especial, ni inolvidable, pero, afrontémoslo, solo habían pasado dos minutos y ya lo estaba pasando de maravilla.
Aunque sin quererlo mi mente le había evocado varias veces en la última hora mientras recordaba que la primera persona en felicitarme el año pasado, fue él. Sin embargo este año comenzó cuando yo entré en mi habitación...
Puse el póster con las felicitaciones en mi pared y lo mire con gratitud unos minutos... tomé el librillo de Haikus que me habían regalado y recordé como hace unos minutos, cuando me lo entregaron, casi lloré.
Y pegatinas... numerosas pegatinas y chorraditas de estas que me encantan... no, no necesitaba cambiar nada... todo estaba tan bien que no me preocupé en guardarlo en mi memoria... solo en disfrutar...
Y cuando llegué a mi habitación, y dejé las cosas en mi cama, me preocupé de no quitarme la ropa por si venían, y saqué el móvil... por si llamaban... por si llamaba.
Sin embargo llamó Laura. Sí, la esperaba también. Maldita Laura, siempre un brillante rayo de luz que mejora mis cumpleaños... porque en su tablón brillaban dos vídeos, una clásica pero no por ello mala comparación con Cristina y Meredith y la acústica... maldita acústica... me pone toda tonta...
Después de revisar el tuenti y sin más fuí a la cama, así comenzó mi cumpleaños.
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