Recuerdo que fué hace mucho, muchísimo, a decir verdad.
El sol brillaba como siempre... en santo domingo el sol siempre brilla, lo vengo a entender ahora. En mis recuerdos el sol brilla aún cuando llueve... está esa claridad característica que indica que el sol está fuera, aún cuando las nubes lo intenten tapar.
Así que mientras yo me recostaba de un árbol de los del patio e intentaba seguirle la conversación a Srta. C, mientras R y E se perdían en otras cosas a mi lado... yo le ví subir las escaleras... subia hacia la 3ra planta (aquí seria el 2do piso), alto, de pelo negro, y esa complexión que supongo que busco en los chicos porque carezco de ella... llevaba esa cara tan seria que lo caracteriza y yo no hice más que mirar como una boba. No sé en qué punto C dejó de hablar y me siguió la mirada, pero antes de darme cuenta las dos estábamos idiotizadas mirando a este chico pasar. Siempre había estado ahí, se había movido a nuestro alrededor, había tomado clases en el mismo lugar que nosotras, pero, por alguna extraña razón éste era el día en que nos dejábamos absorber por su presencia.
-¿Porqué miráis al hermano de L?- preguntó E... así que era el hermano de L... L era amigo mío, bueno, al menos yo le molestaba, y el me lo permitía, así que supongo que eramos amigos... también me había liado con su mejor amigo...
Miré a C, la cuál me devolvió la mirada... -oh, sí, tenemos que ir a hablar con L- y nos levantamos para ir a ver a L...
L estaba como siempre con su mejor amigo, su novia y su amiga... ésos si que eran los 4 caballeros del apocalipsis... además estaban loquisimos y a mí me encantaba su rollo...
-L, queremos a tu hermano, ahora- jaja... creo que nunca podré olvidar la cara de satisfacción de L... esas pulseritas negras que llenaban mi muñeca... las deseaba desde hace mucho y supongo que en ese momento yo le acababa de proveer la forma de conseguirlas
-Y qué gano yo?- dijo mientras una sonrisa triunfadora se dibujaba en sus labios al mirar mis pulseritas...
-Vale... te ganas una si nos lo presentas...- L hizo amago de mirar a otro lado, cosas que desesperó a C...
-Dos! te ganas dos!- la miré mal, eran MIS pulseritas! -vamos Sara, tienes muchísimas...- me hizo un ademán y volvió a mirar a L -te damos dos si nos lo presentas...-
-Vale!- y acabábamos de comprar nuestro billete para conocer al chico misterioso...
A decir verdad no recuerdo exactamente cómo pasó... si en ese momento L nos llevó donde estaba su hermano y nos lo presentó, o si ocurrió otro día... pero recuerdo que estábamos en las escaleras, mientras L se colocaba sus recién adquiridas banditas negras, y C parecía esconderse detrás mio... no recuerdo la cara del chico mientras su hermano nos introducía, ni recuerdo que pasó inmediatamente después... pero recuerdo que todo empezó con una bandita negra... y que esta bandita negra que está ahora en mi muñeca simboliza un principio... EL principio.